Volver a escribir, con los aprendizajes de Perú en el corazón

Lecciones de gestión, acceso y humanidad desde el sistema de salud peruano.

Una mirada personal sobre lo que falta, lo que sé hizo y lo que es urgente transformar.

Después de muchos meses de pausa, retomar este blog tiene un sentido especial. Escribir de nuevo significa detenerse, revisar lo vivido y proyectar con más claridad lo que viene. En mi caso significa también procesar una etapa profundamente transformadora: Mi paso por el Sistema de Salud Peruano.

Fueron años de retos duros y de logros que marcaron mi visión. Acompañé procesos que me dolieron como gestora y me sacudieron como persona. Pero también vi lo que es posible cuando se combina propósito, estrategia y una voluntad real de poner a las personas en el centro.

Hoy quiero compartir esas lecciones. Porque creo que los Sistemas de Salud de América Latina necesitan más que reformas necesitan coraje para rediseñarse.

Un sistema que se esfuerza... pero no alcanza

En Perú, como en gran parte de nuestra región, el sistema de salud está fragmentado, subfinanciado y muchas veces desconectado de las verdaderas necesidades de las personas. Hay múltiples aseguradoras, redes públicas y privadas, pero millones de ciudadanos siguen sin cobertura efectiva. Y cuando la tienen, el acceso no siempre llega a tiempo.

A pesar de que más del 88% de la población peruana cuenta con algún tipo de seguro de salud, el 70% de quienes necesitaron atención médica no la recibieron, siendo las largas esperas la principal causa. La coexistencia de al menos cinco subsistemas ha contribuido a una profunda fragmentación, y el gasto de bolsillo supera el 30%, según la OMS, una cifra alarmante para un país económicamente tan fuerte.

Diseñar acceso, no solo financiarlo

Una de mis obsesiones fue convertir el acceso en una experiencia ágil, clara y confiable. Desde liderar el diseño de una central de urgencias y un centro médico virtual con cobertura al 100%, hasta desarrollar nuevos modelos de entrada para atención ambulatoria, cambiar el midnset de financiados a gestores de riesgo en salud fue todo un reto, entender que el problema no era solo de red, sino de diseño.

Diseñar acceso implica entender trayectorias de cuidado, anticiparse al riesgo, habilitar canales múltiples (presenciales, digitales, telefónicos), y sobre todo, asegurar que el paciente no se pierda en el camino. Porque en salud, la confusión también enferma.

Cáncer: una lucha desigual y urgente

Uno de los desafíos más duros fue enfrentar la inequidad en el tratamiento del cáncer. Miles de pacientes diagnosticados tarde, con dificultades para iniciar o sostener el tratamiento, con barreras administrativas que deshumanizan. En Perú, aproximadamente el 50% de los casos de cáncer de mama se detectan en etapas avanzadas. Además, se estima que alrededor de 35,000 personas mueren anualmente por cáncer en el país.

Desde el rol que tuve, impulsamos un modelo de gestión integral oncológica que priorizó la detección, mejoró los flujos de atención y redujo tiempos críticos. No fue fácil, no fue suficiente, pero fue un paso muy importante.

Personas en el centro: más allá del discurso

Mucho se habla de atención centrada en la persona, pero pocos sistemas lo viven con coherencia. La verdadera transformación no es solo tecnológica, ni solo médica. Es cultural.

Centrar la atención en las personas exige cambiar incentivos, capacitar equipos en empatía, alinear procesos a las necesidades reales del paciente y medir lo que importa: resultados en salud, calidad de vida, satisfacción, equidad.

Durante mi paso por Perú confirmé que no hay Excel que capture lo que significa que un paciente se sienta acompañado. Pero eso, justamente, es lo que más transforma.

Lo público y lo privado: sumar, no competir

Uno de los aprendizajes más profundos que me llevo de Perú es que no podemos seguir viendo al sistema de salud como un tablero de intereses en conflicto. Ni lo público puede solo, ni lo privado debe actuar sin corresponsabilidad. En contextos como el nuestro -donde los recursos son limitados y las brechas profundas- el camino no es la competencia, sino la colaboración inteligente.

Lo vimos en cáncer, donde la coordinación de redes públicas y privadas permitió acelerar rutas críticas. Lo experimentamos también al ampliar las puertas de entrada, donde plataformas privadas facilitaron la atención oportuna de poblaciones sin acceso inmediato a servicios de salud. El montaje de Centros de Atención Integral en provincias como Moquegua, Ilo en alianza con el Hospital regional fue ganador.

La sostenibilidad del sistema no depende solo de más recursos. Depende de cómo los alineamos.

Lo que me llevo, lo que quiero construir

Los aprendizajes vividos en Perú no se archivan. Se transforman, se expanden y se ponen al servicio de lo que sigue.

Desde Health Solution, vamos a seguir presentes en el país. No desde la operación diaria, sino desde la estrategia, la formación y el acompañamiento técnico.

Queremos contribuir a que las transformaciones en salud sean sostenibles, centradas en las personas y basadas en evidencia. Vamos a llevar conocimiento, estructura y visión regional para seguir construyendo sistemas mas humanos y mas inteligentes en Perú y en toda Latinoamérica.

Porque transformar salud en la región no es un proyecto que se cierra, es una causa que nos sigue moviendo y ahí vamos a estar.

Tres reflexiones finales:

  1. Liderar Salud en América Latina no es solo resolver lo urgente, es atreverse a rediseñar lo posible.

  2. Transformar el sistema no empieza en los planes, empieza cuando escuchamos con verdad, diseñamos con empatía y actuamos con decisión.

  3. En salud, no basta con avanzar, hay que avanzar con dirección, propósito y coraje.

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